Más vulnerables son las personas introvertidas, con baja autoestima y con una vida familiar pobre "por lo que corren más riesgo de experimentar conductas adictivas a la red informática".
Estas personas encuentran en el ordenador algo que les da cosas y no les pide nada a cambio y, además, la máquina tampoco les valora si están teniendo un comportamiento correcto o no, por eso, estos usuarios de Internet son capaces de crear un mundo virtual que les compensa de la insatisfacciones que tienen en el mundo real".
Lo que se conoce como tolerancia (el adicto necesita cada vez más tiempo en la red para experimentar el mismo grado de satisfacción) y el síndrome de abstinencia, que se manifiesta en una pérdida de control que provoca la aparición de 'tics' motores en los dedos en relación con el teclado del ordenador cuando no se está conectado.
Para prevenir el uso adictivo de la red, especialmente en el caso de los más jóvenes, se recomiendan que navegar por Internet sea una parte sana de la vida familiar, empleando estrategias tan sencillas como situar el ordenador en un lugar común a todos los que viven en la casa como la sala, la cocina o el recibidor. De esta forma, esta práctica se integra en la convivencia cotidiana, en lugar de ser un hábito que se realiza apartado de los demás y en secreto.
La señal de alarma de un uso problemático de Internet en los adolescentes es cuando:
Descuidan las tareas escolares y desciende el rendimiento académico.
Cuando reaccionan con irritación si se le interrumpe o se le imponen limitaciones horarias al uso del ordenador.
Cuando abandonan hobbies, aficiones y actividades de tiempo libre para pasar más horas frente a la pantalla del ordenador.
Cuando los encuentros con amigos se hacen cada vez menos frecuentes e incluso llegan a abandonar a sus amistades reales para pasar más tiempo frente al ordenador, conectados con amistades virtuales.
El objetivo terapéutico del tratamiento psicológico de la adiccion a Internet será el de volver a recuperar el control y hacer un buen uso de la Red.
De esta aforma, en una primera fase, el tratamiento se centrará en el aprendizaje de respuestas de afrontamiento adecuadas ante las situaciones de mayor riesgo para cada adolescente y, en una segunda fase, en la exposición programada a las situaciones de riesgo. Asímismo, y para prevenir posibles recaídas, se preparará a los adolescentes para abordar su vida cotidiana de una forma distinta.
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